lunes, 2 de junio de 2014

Rumney, NH

Llevo un tiempo yendo de vez en cuando a un rocódromo (bueno en realidad a varios) con Chris al terminar la jornada de trabajo en Haystack. Él es un gran aficionado a la escalada, y como a mi me va casi cualquier deporte (al beisbol sigo sin cogerle el gusto) pues aprovecho y salgo un poco del hotel que ya me estaba empezando a entrar sindrome de estocolmo. La verdad que no recordaba con mucho cariño aquel par de gloriosos años que pasé en la escuela de escalada de Cangas, no por el ambiente que era fenomenal, sino porque no terminaba de cogerle el tranquillo y pasaba más miedo que verguenza para que nos vamos a engañar. A mí me ir al rocódromo me viene bien porque desconecto y a Chris también porque así tiene un compañero fresco (va tan a menudo que se le acaban los colegas). Y la verdad que no me arrepiento en absoluto. He perdido un poquillo el miedo (que no el respeto), hago deporte, conozco gente nueva y libero un poco de adrenalina. Pero bueno no os voy a aburrir aquí con mis sensaciones, mis pulsaciones por minuto y todo mi ego que para eso ya está facebook, y ese no es el motivo de este blog. Lo que os quiero contar aquí es la actividad del fin de semana, lo de antes sólo era la introducción.



 El caso es que a mediados de semana, estando yo inmerso en el intento de doma de un programa de diseño asistido por ordenador, vino Chris y me dijo que si estaba interesado en ir a escalar el fin de semana a un zona de roca natural en el parque de las White Mountains, New Hampshire. Yo que soy un enamorado del paisaje de las White Mountains, la excursión me venía de perlas, así que dije que sí. Como él es un tío ocupado que siempre tiene más proyectos entre manos del que un ser humano medio puede desarrollar no me hice muchas ilusiones por si acaso el plan fallaba, pero finalmente el viaje salió adelante y pasamos un fin de semana estupendo.




El Sábado a las 8h30 me recogió a la puerta del hotel (ya tenía yo todo preparado de la noche anterior, como hacen los buenos montañeros ;) ) así que no tuvo que esperar. La interestatal I-93 recorre la costa este de sur a norte, creo que ya la he presentado en alguna ocasión (las impares van de norte a sur y las pares de este a oeste, que lo sepais), y era nuestro camino durante 2 horas dirección norte hacia Rumney, que es como se llama el lugar a donde fuimos. Por el camino recogimos en el aeropuerto de Manchester (que no os sorprenda porque aquí hay al menos una réplica de cada pueblo en Inglaterra) a Katie, que es amiga de Chris y vive en Baltimore, Maryland. El aeropuerto pilla de camino, y es pequeño, como Ranón, así que es muy convenient (esta palabra me gusta mucho, es muy densa), en 10 min ya tienes al compañero metido en el coche y estás de nuevo en la autopista. Rumney es un pequeño pueblo muy descentralizado, como acostumbran aquí, en el que apenas hay un bar donde desayunar, aunque las casas de madera son muy grandes y tienen unas fincas kilométricas que se abren paso en un mar de árboles (es increible la cantidad de árboles que hay por aquí).




El lugar de escalada es básicamente una colina arbolada de unos 600 metros de altura rodeada por el rio del pueblo y habitada por el halcón peregrino y una especie de víbora con cascabel, de los de la cola, no es que esté domesticada, donde a medida que asciendes te encuentras con diferentes muros de esquisto de cuarzo y granito donde hay instaladas muchas vías. El sitio es bastante grande así que da cabida al mogollón de gente que acude a escalar durante el fin de semana desde toda Nueva Inglaterra, pues es el sitio más popular de toda la zona. De hecho el acceso está muy vigilado y son muy estrictos con el aparcamiento, únicamente es posible aparcar en las zonas delimitadas, y ha de sacarse un ticket que da derecho al aparcamiento durante el día, que sirve además para controlar el acceso. Además te "invitan" a caminar sin invadir la carretera para no molestar a los vecinos que utilizan la carretera. Los americanos, al menos en Nueva Inglaterra, son por norma general muy respetuosos con las leyes y las convenciones sociales. Tienen un gran respeto por las pocas cosas públicas de las que disfrutan. Un ejemplo de lo que no ocurre aquí es por ejemplo la carretera del puerto del Pontón a la altura del Dobra un día cualquiera de Agosto.



El sábado el cielo estuvo mayormente cubierto, incluso llovió en algunos momentos, pero no lo suficiente para desalojar las paredes, donde nos agarrabamos como garrapatas suplicando para que la lluvia no arruinara el fin de semana. Por cada pared podría haber unas diez personas y en una de ellas encontramos a un amigo de Chris que paso con nosotros parte del día. Un tipo majo, que trabajaba de profesor en Boston y que estaba pensando en mudarse con su novia a Dubai pues las condiciones de trabajo en Estados Unidos le parecían cada vez más lamentables, cosa que por cierto no es la primera vez que oigo. El bosque goza de una notable afluencia de jóvenes y no jóvenes, predominando los visistantes de Boston y Canadá, y hay un ambiente muy agradable, aunque en algunos sitios hay más gente de la que uno quisiera. El día se pasó rápido y ya al caer la tarde pudimos disfrutar de un atardecer despejado. Tras recolectar pizza y cervezas en el pueblo de al lado que es más grande, hicimos noche en el camping de Rumney, en el que estaban ya instalados los habituales del fin de semana con sus camionetas pick-up con motor de 5 litros y caravana del tamaño de un autobús. Burro grande ande o no ande. Me hizo gracia que las barbacoas se pararan a las 10 de la noche y a las 7 de la mañana del siguiente ya estaban humeando de nuevo. Por cierto, antes contaba que en Nueva Inglaterra tienen la fea costumbre de nombrar los asentamientos a partir de otro inglés, y a menudo hay más de un pueblo con el mismo nombre, lo que produce bastante confusión incluso entre los aborígenes. De hecho, Katie pidió por teléfono las pizzas en Plymouth, Massachusetts, así que cuando fuimos a recogerlas en Plymouth New Hampshire, nos miraron con cara de no sé de qué pizzas me estás hablando.



El domingo hizo mucho mejor día, calentando el Sol desde por la mañana, y aunque por la noche hace un frío del demonio en esa zona (el clima está catalogado como polar en esta área) rapidamente alcanzamos temperaturas de veintipicos grados. Tras un contundente desayuno estilo americano en el único bar del pueblo (no os imagenis un chigre con cartel de san miguel a la puerta y chorizos colgando del techo) junto con el resto de escaladores que pasaban el fin de semana en la zona, volvimos a las paredes a disfrutar de un gran día de montaña. Desgraciadamente en este lado del Atlántico desconocen los auténticos valores de una buena excursión, ni rastro de bota de vino ni tortilla de patata, sólo bebidas gaseadas y barritas energeticas. A pesar de que creen saberlo todo, aún hay muchas cosas que les quedan por aprender.



6 comentarios:

  1. Bravo Javi! que buen fin de semana, aunque no me agrada nada saberte colgado de las paredes. Gracias por tu descripción, me permite disfrutar de esos sitios que, tu sabes, me encantan. Que suerte. Besitos muchos muchos.

    ResponderEliminar
  2. No es Mayayu la que hace el comentario - Soy tu madre . Vine a Arriondas y leímos juntas tu entrada en su ordenador. Ahora mismito marcho de nuevo para Ribadesella. Imagino que papa le habrá leído a la abuela tu entrada. El domingo se lo imprimirá Alfre.

    ResponderEliminar
  3. ¡¡¡¡ Javi !!!, aquí la Rayu. Muchas gracias por compartir, muy chulo.
    Hasta pronto.
    Besu

    ResponderEliminar
  4. A ver Spiderman... Como da de si la ligereza... Con q asegurais en USA?
    En cuantu al grillu...nunca, nunca, faciliteis la maniobra de dar cuerda presionando la maneta... Aunque según describes a Chris debe de ser el tipico tío q toma todas precauciones y alguna màs, y quizá el grigri este obsoleto alli...ya me contaras

    ResponderEliminar
  5. Aseguramos con cesta, que es mas simple que el mecanismo de una chincheta,
    aunque hay gente que usa grigri.

    ResponderEliminar
  6. ya... te refieres al reverso, imagino, or cesta yo no lo conocia... pues yo no entiendo porque se dejaron de usar ochos para sustituirlos por grillos y ahora vuelta a cambiar estos por mecanismos de pura y exclusiva friccion. a mi dame un grigri. ya me contaras tu point of view

    ResponderEliminar