miércoles, 12 de junio de 2013

On the road

Al fin conseguí alquilar un coche. Me salió algo más caro de lo que esperaba en un principio, es lo que tiene ser turista es estos lares. Lluvias torrenciales, aquí los fenomenos meteorológicos también son a lo grande, me obligaron a cambiar el itinerario, ya que en un principio me dirgía al norte, al estado de New Hampshire para conocer las White Mountains.
Yale

Salí la mañana del sábado sin saber muy bien a dónde me dirigía manejando un Pontiac automático (pasé bastante tiempo cuidándome de no intentar cambiar de marcha) por la interestatal 95 dirección Sur, hacia Rhode Island. La interestatal 95 recorre durante 1920 milas (3100 km) la costa Este estadounidense, entre la frontera con Canadá en Maine hasta Miami, Florida. Crucé Rhode Island sin que la lluvia diera tregua, es un estado muy pequeño que hace esquina entre Massachusetts al norte, Connecticuit al oeste y el atlántico al este, su capital es Providence. La primera parada fue ya en Connecticuit, en New Haven, donde está la universidad de Yale, otra de las famosas trece de la Ivy League de la que ya hablé en alguna ocasión. El campus hace honores a su fama, de nuevo edificios de estilo británico del siglo XIX cercando patios con grandes jardines. Da un poco la impresión que estas universidades son el vínculo que les queda a los estadounidenses con la cultura británica. Todavía sigo sin saber como se hace para pagar el ticket del parking aquí en nueva inglaterra. En los parquímetros solo hay ranura para monedas o para tarjeta, pero no para que te devuelva el ticket! Al menos tuve suerte y salí de New Haven sin que me multaran.
Lago Ontario desde Oswego

Nueva York no queda muy lejos de New Haven, unas 60 millas al suroeste siguiendo la línea de la costa. La idea inicial era parar en algún pueblecillo de la costa a medida que me acercaba a nueva york para ver la ciudad en la puesta de sol desde lejos y lluego girar hacia el norte alejandome de allí, pero como soy un descerebrao que no ve el  peligro venir ni aunque toque la campana, me dije a mi mismo (ya os comenté que  hablo mucho conmigo, de hecho no sería la última vez en este viaje), para una vez que estás tan cerca de nueva york no lo puedes dejar pasar, además tienes un tomtom que es bastante más listo que tú y te sacará del más turbio de los callejones en que te puedas meter, o eso espero. Así que conduje por las calles de nueva york, como un neoyerquino automovilista más. Pasé el Bronx y Harlem con más cuidao que metiendo una mercedes XL en un garaje de barrio, nunca nadie fue tanto tiempo por el centro de su carril. Poco a poco la ínsula de tierra entre el Hudson y el oceano se iba haciendo más pequeña, y seguiamos teniendo que caber todos. Los edificios se hacían cada vez más y más grandes hasta que ya sólo quedaban rascacielos. Es realmente impresionante, probablemente la noche hace la ciudad un poco más mágica, con las ventanas iluminadas en los edificios  le da un aspecto majestuoso, los rascacielos parece que salen del mímisimo río Hudson, están en la puñetera orilla, es increible. No llegué siquiera a bajarme del coche, no sabría que hacer con él pero como el circular por la ciudad es lento me daba tiempo en los semáforos a sacar el cabezón por la ventanilla para esnucarme intentando ver donde acababan los edificios. Crucé Manhattan de este a oeste y norte a sur, de modo que acabé saliendo por Lincoln Bridge hacia el Noroeste.

Logré salir de Manhattan sin un rasguño, menudo triunfo. Rumbo al norte, nada más salir de la ciudad me toca parar a echar gasolina, lo cual fue otra librada porque no hubiera molao nada quedarse sin caldo en mitad de la gran manzana. La gasolinera era fuertemente transitada, parecía los boxes de formula uno cuando caen cuatro gotas. Allí un señor con gran bigote y muchos años de oficio aprovechó la coyuntura para echarme gasolina 89 en vez de 87, que era la barata. (el octanaje es menor que en españa, hay 89, 87 y 93). A la salida de la gasolinera un cartel marcaba un area de descanso que marcaba mirador de la ciudad, y para allá que fui. Al otro lado del Hudson la ciudad se despedía con una luna llena que comenzaba a asomar por encima de los rascacielos. Me hubiera gustado hacer una foto de aquel momento pero ni los medios técnicos ni los conocimientos teóricos eran suficientes. Como mi camino era largo no me quedé mucho tiempo observando el panorama.

A la mañana siguiente llegué al lago Ontario a una pequeña ciudad llamada Oswego, en la orilla sur del lago. Para confirmar que es un lago necesitas darle la vuelta entera, porque desde la orilla no ves el otro lado. Tiene olas y creo haber visto alguna gaviota. Siendo el más pequeño de los grandes lagos, tiene 300 km de largo por 80 km de ancho, con una profundidad máxima de doscientos y pico metros. No sé exactamente a que temperatura estará el agua, pero os digo que no recuerdo haberme bañado antes en un agua tan fría, por que claro, si había entrado en Manhattan con el coche, porque iba a dejar de bañarme en un lago en Canadá. Comí en un chiringuito que se asemejaba a un chiringuito de playa, donde había mucha gente comiendo marisco y pescado, del lago Ontario. Para volver a Lowell decidí bajar por el río Mohawk (en coche, no en canoa) hacia Albany. Un acierto porque la carretera que era secundaria zigzageaba por las orillas del rió subiendo y bajando colinas, y las vegas que dejaba a los lados eran de película. Además resulta que esa es una zona donde hay colonias de amish, ahí es donde ví la señal del otro día. Los amish se concentran en Pensilvania, pero no es la única región de america donde los puedes encontrar. Perdí una media hora por carreteras comarcales buscando granjas de amish, y aunque no las encontré, tuve la recompensa de cruzarme con dos carros de amish. Son como se ve en la tele, con ropas antiguas y sobrias y los hombres llevaban barba sin bigote, porque curiosamente el bigote lo asocian a la violencia, son la leche, me quedo con ganas de hablar con ellos. El río Mohawk se une al Hudson en Albany, que es la capital del estado de Nueva York y una ciudad que merece la pena visitar con mucha historia detrás y con edificios de aquellas épocas. Remontando el Hudson puedes llegar tras unas pocas millas a Saratoga, un pequeño pueblo muy bonito con muchos jardines que alberga un famoso hipódromo. Además a pocos kilométros del pueblo se libró la batalla de Saratoga, que cambió el rumbo de la guerra de Independencia siendo la primera victoria de los colonos. También hay un gran lago (esta vez si se ve la otra orilla) donde la gente tiene pequeños barcos. Parece una zona con buena calidad de vida. de saratoga volví a lowell
 Atravesando los apalaches por las green mountains, atravesando vermont y new hampshire por el sur. Vermont parece un territorio que merece una nueva visita
Lago Ontario


En realidad esto data de finales de Mayo, pero por diversos motivos tecnicos lo publico ahora.


7 comentarios:

  1. Vaya, por fin! Después de una espera tan larga, la entrada se me hace corta Javi.
    Eres un valiente.Que miedo, cruzar Nueva York conduciendo sin conocerlo. Pa tou hay una edad.
    Recuerdas a Summer (no se si se escribe así), la amiga americana de Palma que trajo niños de intercambio y que en una ocasión tuvimos uno? Pues vive allí.
    Vaya olas que tiene el Ontario!. Voy a leer de nuevo el post que lo hice muy rápido.

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  2. Estoy leyendo de nuevo y me quedo sin saliva en la boca y me caen gotas de sudor atravesando Nueva York contigo. Por Dios qué stress. Mira qué eres, también tenías que bañarte en un lago tan grande como un océano, ¿no podías lavarte como los gatos?
    Bueno hijo, hiciste un largo viaje y deseo que disfrutes de los siguientes y los compartas con nosotros, pero..... con alguna foto más si es posible.
    Voy a ver si localizo tu recorrido en un mapa. Un beso grande, grande.

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  3. Estás como un burro!!!! Pero como se te ocurre!!!! Mother of God!!! Me quito el sombrero, nín, yes un valiente!!! Yo, ni drogada hago semejante locura!!!

    Pero que te quiten lo bailao!!! Habrá gente que descargue adrelina haciendo puenting, salto base, etc, etc, pero muy pocos habrán experimentado el subidón que debiste de sentir tú al salir de esa jungla de cemento, vidrio y aluminio, volante entre las manos. Yiiiiiihhhhhaaaaa!!!!! ¿No gritaste mucho con la cabeza fuera de la ventanilla, sombrero en mano, brazo estirado y los pelos alborotados por el viento de la libertad????? Buaaaahhhhh!!!! (lo estoy viviendo)

    Y lo del lago ... cómo te gusta probar las nuevas experiencias al 100% ... a riesgo de perder el meruquín ... jajaja

    Mola tu folleto turístico,... voy a darme un garbeo por google earth! ;-)

    Besotones!!!
    Sigo diciendo que no debe haber folleto turístico que te iguale

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  4. ¡Hala! ¡No me lo puedo creer! ¡Pero qué grande eres, Javi! Y cuantos paisajes, urbanos y naturales, has aterrizado en mis recuerdos. Disfrútalo todo a tope.
    Besos mil

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  5. Javii!!! No esperaba menos de ti! Fantástica descripción que me ha trasladado como si estuviera allí mismo!!
    Se te echa de menos! Sigue disfrutando así de bien!
    un bsazoo desde Yebes!

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  6. Javiiiiiiiiiii, llevo más de una hora intentando entrar.....Ya me se de memoria todo lo que escribes, es más, con todo lo que cuentas ya estuve en EE.UU.
    Yo la señal del carru hubiera escrito que estabas el " Les Roces ".
    Yo insisto......veremos cuando puedo entrar de nuevo.
    Besuuuuuuuu

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  7. Cierto, cierto, en Les Rozes siempre hubo Carros atravesaos.

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